After Marcel Duchamp (12 paysages fautifs)

OBRA SELECCIONADA EN LA CONVOCATORIA MULIER, MULIERIS 2013, MUA, Museo Universidad de Alicante.

Lugar y fecha: SALA CUB, MUA (MUSEO DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE), ALICANTE (18/04/2013-15/08/2013)

Exposición con catálogo: MULIER, MULIERIS VII, I.S.B.N  978-84-95990-99-0.

 

 

ARTISTAS COLABORADORAS:

Anabel Vanoni (Buenos Aires, Argentina, 1979), Carmen Cano Amador (Albacete, España, 1963), Carolina Sporleder Cortes (Porto Alegre, Brasil, 1979), Elia Torrecilla Patiño (Vigo, España, 1984), Laura Boj Pérez (Alicante, España, 1977), Leles Pomar Serra (Palma de Mallorca, España, 1989), Ornella Ridone (Saluzzo, Italia, 1955), Rocío Villalonga Campos (Valencia, España, 1966), Sara Corenstein Woldenberg (Monterrey, México, 1950), Sofía Bellange (Namur, Bélgica, 1984), Tania Magali Bohórquez Salinas (Oaxaca, México, 1987), Theresa Solís (D.F, México, 1959).

Paysage fautif

En algún punto de 1946, Duchamp dedicó una de sus Boîtes-en-valise, la número XII, a María Martins, esposa del embajador de Brasil en Estados Unidos. Su relación todavía era un secreto. La mayoría de los originales de las valises eran patrones de color pintados a mano por Duchamp, en cambio, en el caso de María había realizado un dibujo asombrosamente extraño de  21 x 17 cm sobre astralón y fondo de satén negro. Hasta 1989, año en que los laboratorios del FBI en Houston (Texas) recibieron el encargo por parte del Departamento de Conservación de la Colección Menil de analizarlo químicamente, no se supo que el medio empleado para dibujar era líquido seminal eyaculado. El título que Duchamp eligió para este talismán erótico era Paysage fautif (paisaje culpable o defectuoso).

Podemos clasificar esta obra dentro de la producción duchampiana conocida como Inframince 2 (infra-leve), término que creó Duchamp para definir aquello que es más que leve, el recuerdo de la presencia de algo que ya no está. Marcel se interesó por esas “energías perdidas”, por todos aquellos elementos que pasan desapercibidos, y bien, si lo que nosotros buscamos es descubrir estas energías latentes en el paisaje podemos hablar de los lugares-resto. Paysage fautif es una materialización erótica de un paisaje infra-leve que perpetúa algo tan fugaz e imperceptible como placer orgásmico.

El soltero empedernido que era Duchamp, que siempre había mantenido la precaución de mantener distancia entre él y las mujeres con las que mantenía una relación; vedando el acceso a partes de su vida y sus pensamientos para salvaguardar la soledad que exigía su libertad, cambió de actitud con Martins, de la cual se enamoró perdidamente por primera y última vez. María Martins será además, la modelo de su póstuma gran obra: Étant donnés (1946-1966).

Apropiacionismo: After Marcel Duchamp

After Marcel Duchamp (12 Paysages fautifs), se origina a partir de los preceptos del movimiento apropiacionista, discurso artístico posmoderno nacido a principios de los años ochenta en norteamericana. Esta nueva corriente, influenciada por el propio Marcel Duchamp, proceso especialmente reconocible en su ready-made “LHOOQ” (1919), donde su marcada ironía e iconoclastia cuestionará la falta de estilo apropiándose de imágenes conocidas de otros artistas famosos y convirtiéndolas en otra cosa. El artista apropiacionista vacía estas imágenes de su significado primigenio, y será especialmente Sherrie Levine quien planté la negación del aura, partiendo del pensamiento de Walter Benjamin, a través de series como After Walker Evans, en donde la artista expuso fotografías sacadas de fotografías de Evans, bautizándolas como re-fotografías. Una serie con la que además se cuestionaba algunos de los más sagrados principios del arte en la era moderna: la originalidad, la intención, lo expresivo y el discurso de género. Y es esta última cuestión es donde se centra After Marcel Duchamp (12 Paysages fautifs), y al igual que Levine reivindica una lectura feminista apropiándose del trabajo de un hombre y mostrarlo desde una perspectiva femenina, subvirtiendo la autoridad masculina y desbancando la hegemonía que durante tanto tiempo el hombre ha ejercido sobre el erotismo.

Desmitificación del modelo dominante del goce masculino

Apoyándonos -entre otras teorías neofeministas- en las reflexiones planteadas en El nuevo desorden amoroso (1977), ensayo realizado por los filósofos Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut, After Marcel Duchamp (12 Paysages fautifs) propone reivindicar el modelo femenino de goce frente a la normalización sexual del hombre, pobremente limitada, según los autores, y la cual debería ser superada, o reconducida, imitando el código de placer femenino.

En el terreno del erotismo, la tradición ha encerrado bajo la misma denominación de goce las vivencias pulsionales de lo masculino y lo femenino, sin tener en cuenta las grandes diferencias que existen entre sí, lo que equivale a ratificar el dominio del hombre frente a la mujer y seguir haciendo del orgasmo masculino (la eyaculación) la voluptuosidad de referencia en torno a la cual se ordena todo ritual amoroso. La mujer está obligada a imitar a su compañero mientras que él está llamado a circunscribir todo su poliformismo en la débil convulsión espermática. Erróneamente, la mujer ha adoptado o le ha sido impuesto copiar el modelo masculino de goce, empobreciendo su potencial erótico.

 

“El orgasmo masculino pertenece al orden de las evidencias, es sólido, visible, ponderable, flagrante, mediatizado por la competición social estatutaria. El semen está valorizado porque se ve y se toca, de ahí la imposición del modelo masculino de voluptusidad; si el esperma fuera microscópico, indescriptible, no valdría nada, sería acusado de nulidad, al igual que el goce de la mujer imperceptible, jamás es seguro.” 2

A diferencia del hombre la mujer jamás conforma totalmente su goce a visibilidad espermática masculina. Sus orgasmos, aunque se pudieran alinear en la rúbrica de la descarga, serían más bien casi invisibles y metafóricos. Las mujeres tienen el privilegio del goce porque los hombres tienen la maldición de la descarga, pero este goce es informulable y múltiple. La inmensidad potencial del goce femenino, es desde el punto de vista masculino, inquietante por su inmaterialidad. El cuerpo de la mujer es línea de fuga y no hendidura de la matriz, la mujer aporta al mundo un cuerpo siempre diferente. La mujer que goza escribe una ficción; lo que sumerge, lo que supera su ser a pesar de ella no reaparece de la misma manera, no existe el eterno retorno, es una historia que una cábala mucosas narra variando siempre los subterfugios, el desenlace, los episodios; ficción libidinal, leyenda cósmica que mezcla unas masas de movimiento y energía, unos flujos y unas líneas que llevan su investigación siempre más lejos, siempre más allá de la última superficie recorrida.

El concepto de “infra-mince” duchampiano

Según lo descrito anteriormente, nuestra obra representa la materialización casi imperceptible del goce femenino, lo que en términos duchampianos definiríamos o catalogaríamos como Inframince, por señalar un instante de vida, lo fugaz, lo efímero, la diferencia. Duchamp se interesó por este tipo de "energías perdidas", por todos aquellos fenómenos que pasan desapercibidos, y que por lo general tenían un origen erótico-sexual. After Marcel Duchamp (12 Paysages fautifs) posee esa “casi” transparencia y muestra la fugacidad orgásmica propia del concepto de infraleve, en donde se pretende mostrar lo impresentable.

Desarrollo proyectual de la idea

After Marcel Duchamp (12 Paysages fautifs), es una alegoría de Paysage fautif, en donde doce artistas plásticas han realizado su propio paisaje a partir de la segregación de su flujo vaginal producido por la excitación sexual, o finalmente, el orgasmo. Se trata de una eyaculación femenina, un fluido que proviene de las glándulas parauretrales y que se expulsa por la uretra y que se diferencia del flujo ordinario tanto por su composición química como por ser físicamente un líquido más diluido y transparente. Así, After Marcel Duchamp, se inscribe dentro de la vertiente artística que trabaja con secreciones humanas (sangre, saliva, orina, semen, flujo vaginal o excrementos) -las cuales siguen siendo en la actualidad un tabú- inscribiéndose exclusivamente en el ámbito privado.

Por otra parte, el pequeño lienzo podría interpretarse como el “negativo” de la prueba del pañuelo en la tradición gitana. Como sabemos esta práctica ancestral exige la pureza de la novia antes de desposarse (es un valor tan codiciado como la vida misma), la cual debe someterse a la demostración de su inocencia a través de un ritual llamado la Alboreá (la palabra hace referencia a un tipo de cante que se reserva exclusivamente a las bodas, pues está lleno de supersticiones), donde la “ajuntaora” rompe su himen, y si el pañuelo sale manchado con “tres rosas” estará libre de sospecha y podrá casarse. En este caso, After Marcel Duchamp, presenta a una mujer liberada de toda coacción social represora de su sexualidad. Si la cultura occidental le ha impuesto silencio y discreción en todo lo referente a sus pulsiones libidinales, habrá que reivindicar y normalizar su situación, eliminando todos los prejuicios que envuelven su sexualidad.